sábado, 3 de marzo de 2012

DE VUELTA A CASA

      Me obligaron a venir, ahora me llevan. Ocupamos todos los asientos: uno, dos, tres, cuatro…siete, somos mercancías. Va deprisa pero ha visto el semáforo, si se lo pasa en rojo nos detendrán, aquí no se andan con hostias, por menos de nada te quitan el carné y luego a ver cómo hace éste de intérprete de la empresa sin poder conducir. A toda velocidad y la furgoneta no vibra, tiene buenos amortiguadores, está fabricada aquí,aunque para estos cabezas cuadradas ya sea vieja. ¿Por qué no me avisarían hasta ayer? Me hacen viajar, trabajo lo que me piden, doce horas al día encerrado, procurando hacer las cosas bien y luego los jefecillos: nada. Sonríen pero hay algo raro. ¿De verdad volvemos a casa? Estoy deseando verlas, Leire ahora estará en su cunita. Otra vez paramos, stop, no vamos a llegar. Me tenía que haber lavado mejor las manos, Marta va a decir que con estas uñas ni se me ocurra tocarla, es igual, han sido muchos días de trabajo duro, separados. Pero éste qué pretende, nos lleva en dirección contraria, recuerdo que el aeropuerto estaba hacia el otro lado. ¿En qué está pensando?, no puede haberse perdido, si este camino lo ha hecho mil veces. Ha sido a propósito y éstos tan tranquilos, ¿no lo ven?, me ocultan algo, disimulan, les pagarán bien. Más dinero para la noche, y las mujeres ni se enteran. ¡Buitres! Yo no quiero estar aquí, éstos no son mis compañeros. Me han vendido. Marta es fuerte y después de estos meses sabrá cuidar sola de la niña. Esta no es la dirección. ¡No puede ser! En cuanto paren salto, aunque no sepa alemán alguien me ayudará. Me llevan, ¿qué van a hacer conmigo? ¿Me quitarán algún órgano éstos de la bata? ¡Soltadme! ¡Quiero volver con mi familia!