lunes, 26 de diciembre de 2016

El niño al que no le gustaba la sopa



En un pequeño pueblo vivía una familia muy pobre, el único tesoro que poseían eran sus hijos y los padres los cuidaban con esmero pese a que trabajaban muy duro y estaban muy cansados. Nunca les faltaba ropa limpia que ponerse ni un buen plato de sopa para cenar. Pero al más pequeño de los seis no le gustaba la sopa y por eso la madre tenía que caminar cada día tres kilómetros hasta la lechería para comprar un cazo de leche y que el chiquillo no se fuera a la cama con el estómago vacío. De tanto andar se le gastaron los zapatos y no tenían dinero para comprar otros. El niño al ver a su madre volver de la lechería con los pies destrozados decidió probar la sopa y se dió cuenta de que estaba deliciosa. Desde aquel día se prometió a sí mismo que no rechazaría  nada de lo que le ofrecían sus padres con tanto sacrificio y amor.